La Educación Religiosa Reformada (Católica)
LA EDUCACIÓN RELIGIOSA REFORMADA
(CATÓLICA)
Este movimiento tiene a su vez dos órganos de acción: la Compañía de Jesús y el
Concilio de Trento. El Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y
1563, se limitó a recomendar a los obispos y autoridades eclesiásticas la creación de
escuelas, la mejora de las existentes en catedrales y monasterios y la fundación de cátedras
de gramática, es decir, de enseñanza secundaria, en las que se diera instrucción gratuita "a
los clérigos y demás estudiantes pobres". Por su parte, los Papas recomendaron también formación de asociaciones para la enseñanza catequista y de instrucción religiosa para
contener el movimiento protestante.
1. LA EDUCACIÓN DE LOS JESUITAS
La Compañía de Jesús fue creada por Ignacio de Loyola y reconocida por el Papa en
1540. . La educación de los jesuitas está regulada por el Radio Studiorum (Plan de
estudios), aprobado en 1599, después de varios años de aplicación y de consultas. La
educación se da en los Colegios, cada uno de los cuales está dirigido por un Rector, que es
asistido por un Perfecto de estudios, encargado de dirigir éstos y de inspeccionar a los
profesores.
Los Colegios se dividen por lo general en dos partes: una de estudios inferiores,
constituidos por los equivalentes a la educación secundaria, y otra de estudios superiores de
carácter teológico y universitario. Aquellos comprenden cinco o seis años de estudio para
los adolescentes; éstos, tres, principalmente para los miembros de la Orden que se dedican
al profesorado.
Las materias de enseñanza en los Colegios inferiores venían a ser las mismas que
las de los Colegios humanistas, sobre la base del latín y el griego, la gramática y las
matemáticas; mientras que en los superiores se incluía la teología, la filosofía y algunas
ciencias. Faltaban en ellos, la enseñanza de la lengua vernácula y las ciencias físico
naturales.
Los métodos de enseñanza eran también los propios de las escuelas humanistas, en
las que se inspiraron grandemente. Consistían en la lección, o preelección, la explicación, la
repetición, la composición, etc., métodos predominantemente verbales y en gran parte
memoristas y formalistas. Se daba especial importancia a la elocución y a la redacción, así
como a la lectura y comentario de textos clásicos, expurgados.
La disciplina se basaba en la emulación y en la competencia. La educación de los jesuitas era naturalmente la formación del hombre cristiano
dentro de las doctrinas de la Iglesia católica. Para ello utilizó ideas y métodos de la
educación humanista, como los idiomas clásicos; pero en general careció del espíritu de los
humanistas del sentido humano terrenal, de la independencia del pensar. de la función
crítica, investigadora, ajena a toda imposición. El lugar de esto lo ocupó el dogma, la
doctrina de la Iglesia. Lo nuevo que aportaron los jesuitas fue en su mayor parte para
conservar lo tradicional, lo viejo.
Pero hay otras cosas en la pedagogía de los jesuitas que tienen un valor Positivo,
real, en la educación. En primer lugar, figura, a nuestro juicio, el cuidado puesto en la
selección y preparación de los maestros. Para esta función se escogía siempre a las personas
que se creía de -mayor aptitud, de condiciones de carácter especiales. Después se las
sometía a una preparación especial intensa, empezando por los "ejercicios espirituales",
continuando en las escuelas inferiores y terminando en los estudios superiores. De este
modo, tuvieron los jesuitas maestros eminentes o distinguidos en cantidad considerable.
En segundo lugar, aparece el conocimiento y trato personal psicológico de los
alumnos. Aunque éstos estuvieran sometidos a una regulación rigurosa, cada uno de ellos
era estudiado, vigilado Y atendido individualmente. Se conocía el carácter y las
condiciones intelectuales de cada uno de ellos y se le trataba con una gran penetración
psicológica.. En ellos no importaba tanto el saber como las dotes y aptitudes personales.
En tercer lugar, y en relación con esto, la educación no se refería sólo al aspecto
intelectual, sino que en cierto modo era una educación integral: física, estética, moral. Para
ello se cultivaban los juegos, las representaciones dramáticas, los certámenes, etc., que al
mismo tiempo servían de atracción a las gentes.
2. LA EDUCACIÓN DE OTRAS ÓRDENES RELIGIOSAS
Aunque la mayoría de ellas se desarrollaron en el siglo XVII, posterior al que
venimos estudiando, algunas comenzaron en el siglo XVI Entre éstas figuran:
Las Ursulinas, fundada en Italia, en 1535, por la Madre María Ángeles de Mericia,
dedicada a la educación de las niñas en el espíritu de la Contrarreforma.
La Congregación de Jesús, formada también en Italia en 1558, aunque
desarrollada principalmente en Francia, para la preparación de los sacerdotes en las
parroquias.
La Congregación de la Doctrina cristiana, fundada en 1592, por el Padre César de
Bus en el sur de Francia, para la catequización de los jóvenes.
Las Hermanas de Nuestra Señora, creada en 1598 por el Padre Fourier para la
educación de las niñas, especialmente en Lorena, para contrarrestar la influencia calvinista,
y la más importante de este tiempo:
La Congregación de las Escuelas Pías o de los "piaristas" o "escolapios", fundada
por el español José de Calasanz (1556-1648) dedicada a la educación de los niños pobres y
cuya primera escuela se abrió en 1597. Esta organización fue la primera en abordar en
grande la educación popular en los países católicos. Su enseñanza era muy elemental
reduciéndose a la lectura, escritura, aritmética y además al latín, pero sobre todo a la
piedad. Después, su radio de acción se amplió a la enseñanza secundaria y profesional. La
Orden tuvo un gran éxito extendiéndose por toda Europa. En 1603 contaba ya con 900
alumnos en sus escuelas y en 1613 con 1200. Aunque de carácter popular y caritativo, las
escuelas calasancias llegaron a alcanzar gran autoridad en la educación de su tiempo.
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